Es curioso, pero a la vez natural el hecho o la paradoja que se produce con Chile, su gente y el resto de la cultura occidental. Es así como todo el mundo celebra el año nuevo entre el 31 de diciembre y el 1 de enero y da por hecho que un nuevo año ha comenzado y junto con ello las actividades respectivas para seguir desarrollando al país en cuestión. Chile es la excepción que confirma la regla: el año comienza en marzo. Si entramos en un detalle más fino, nos daremos cuenta que la caña del 31 de diciembre dura 2 meses; si 2 meses. Para nada critico el desperdicio de 2 meses en descanso, debería ser mas, pero voy al hecho que nuestra cultura no comienza a trabajar de manera “oficial” hasta marzo. Marzo es nuestro mes de inicio de actividades “en serio”; pasamos 2 meses preparándonos mentalmente para la llegada de éste mes. Es así como, de la misma manera que evitamos marzo, todo llega de golpe en marzo, el colegio, los uniformes, los útiles, la matricula, el permiso de circulación para el auto, la bencina, la patente, el seguro obligatorio, la primera cuota de los regalos de diciembre se comienzan a pagar en marzo; todo llega de golpe, es el balde de agua fría a las 8 y media de la mañana que nos despierta. Y a nadie le gusta que lo despierten así.
Pero lo divertido a su vez es que hay muchos que no tienen que cumplir con esas responsabilidades “marzianas”, no hay obligaciones auto adquiridas y eso es un goce manjaresco para disfrutar lentamente, donde la burla y mofa para con el prójimo que tiene que pagar el furgón escolar para niño es sabroso. Y están en su derecho de mofarse, a nadie lo obligan a tener niños, sabiendo la cantidad de gastos que significan hasta muy avanzada edad, pero ahí están. Mucha gente se toma vacaciones en marzo porque mientras todos vuelven, los balnearios quedan vacíos y no hay diversión, pero se produce la contradicción de quienes salieron entre enero y febrero a buscar “tranquilidad y relajo” y lo que menos tuvieron fue precisamente eso porque atestaron cuanta playa hay para descansar y no pudieron descansar de la manera que quisieron por haber mucha gente, sin embargo, los que salen en marzo encuentran toda la paz y relajación que esperan porque se encuentran con sectores vacíos, sin bulla, sin niños ahogándose, un agrado. Mientras muchos entran a sus trabajos con la cara en el suelo, otros se dejan sus trabajos para encontrarse en el pasillo con los caras largas y preocuparse de su descanso marziano.
Marzo, marzo el mes en que se da inicio oficial al año escolar, donde las empresas trabajan a toda su capacidad laboral, donde los noticieros comienzan a trabajar, cuando todos los pingüinos comienzan a llenar las calles con sus cimarras, cuando el TransSantiago colapsará, cuando los políticos toman los diarios y ven cómo van a figurar éste año; todo ocurre en marzo. Marzo es la nueva fecha a temer junto con el fin de abril y la declaración de impuestos.
Pero la presión dura poco, ya que en abril se viene la semana santa y que mal le hace al chileno descansar 3 días de tanto ajetreo.
Pero lo divertido a su vez es que hay muchos que no tienen que cumplir con esas responsabilidades “marzianas”, no hay obligaciones auto adquiridas y eso es un goce manjaresco para disfrutar lentamente, donde la burla y mofa para con el prójimo que tiene que pagar el furgón escolar para niño es sabroso. Y están en su derecho de mofarse, a nadie lo obligan a tener niños, sabiendo la cantidad de gastos que significan hasta muy avanzada edad, pero ahí están. Mucha gente se toma vacaciones en marzo porque mientras todos vuelven, los balnearios quedan vacíos y no hay diversión, pero se produce la contradicción de quienes salieron entre enero y febrero a buscar “tranquilidad y relajo” y lo que menos tuvieron fue precisamente eso porque atestaron cuanta playa hay para descansar y no pudieron descansar de la manera que quisieron por haber mucha gente, sin embargo, los que salen en marzo encuentran toda la paz y relajación que esperan porque se encuentran con sectores vacíos, sin bulla, sin niños ahogándose, un agrado. Mientras muchos entran a sus trabajos con la cara en el suelo, otros se dejan sus trabajos para encontrarse en el pasillo con los caras largas y preocuparse de su descanso marziano.
Marzo, marzo el mes en que se da inicio oficial al año escolar, donde las empresas trabajan a toda su capacidad laboral, donde los noticieros comienzan a trabajar, cuando todos los pingüinos comienzan a llenar las calles con sus cimarras, cuando el TransSantiago colapsará, cuando los políticos toman los diarios y ven cómo van a figurar éste año; todo ocurre en marzo. Marzo es la nueva fecha a temer junto con el fin de abril y la declaración de impuestos.
Pero la presión dura poco, ya que en abril se viene la semana santa y que mal le hace al chileno descansar 3 días de tanto ajetreo.