domingo, junio 21, 2009

llegó...finalmente está aqui


es Iniverno, la estación del año mas odiada, la mas fria, la que hace que todo tome un color diferente. es por lejor mi estación preferida. todo gris, todo frio, mucha lluvia. dan lo mismo los damnificados, los temporales, los "Chile ayuda a Chile". es raro que todo un país desaparesca en una estación; me es tan fácil ver una ciudad desierta, donde la niebla, la nubosidad y la lluvia se hacen compañeras inseparables de mis pensamientos.

pensamientos que afloran como si fuera una primavera anticipada, donde hubo una hoja aparece una pensamiento, tan triste como natural. donde los recuerdos de mi vida, de mis penas, de mis melancolias logran hacerse evidentes y cercanas, donde me enamoro de mi soledad; cuando es ella la que me acompaña.

mi sombra es la unica que camina conmigo,

el corazon de mi sombra es lo unico que late.

calles que lucen tan desconocidas, rostros lejanos, amargos, desconocidos. edificios frios, monstruos que aguardan en silencio y son mudos testigos de sombras solitarias que transitan dia a dia, en una ciudad ingrata, en estado de coma que se recuperará a mediados de septiembre y dejará a sus hijos bastardos del dolor abandonados a su suerte.

la suerte con destino conocido: cientos de suicidios anonimos a lo largo de la primevera.

hijos bastardos del dolor, de la miseria, del desamor, de la depresión, del ahogo del alma y el corazón; cuando la sangre se comienza a poner agria y los bombeos son arritmicos, las pulsaciones cambian y la mente se deja estar en un estado de adormecimiento cronico.

la ciudad alberga a los pobres corazones, a las almas zombies, a los amores no correspondidos, a los dolores de la mente.

siendo tantos, estamos tan solos, en una ciudad que no nos pertence, somos victimas y victimarios de un sufrimiento, encerrados en el rincón de nuestros golpeados corazones; donde la consideración ha sido dejada de lado.

cuando no encontramos el abrigo en los brazos de ese alguien que deberia estar ahi, aparece el invierno, con sus ramas desnudas, sus troncos húmedos para guarecernos y hacernos olvidar, dando el espacio para dejar salir el dolor terrenal, para luego revitalizar al dolor intangible y regenerar al alma rota.

las gotas de lluvia se confunden con las lágrimas y olvidamos el llanto por un momento y asi las nubes nos protegen y el viento nos seca los ojos y dejamos de pensar y olvidamos hasta cuando llegue la primavera y el dolor vuelva a reir a costa de nuestros corazones.


que el invierno y el dolor no terminen nunca!