domingo, diciembre 18, 2005

FIN DE AÑO...

El fin de año es sin duda la peor de la temporada porque solamente nos trae recuerdos ingratos y nos deprime entre tanta felicidad plástica que nos ahoga entre tanto paquete de regalo y viejos pascueros sudados.Queda la sensación de que se pasó otro año y no logramos nada y eso pasa en la mayoría de los casos (que lo ocultemos es otra cosa) y el sentimiento de tristeza se hace patente en la noche de navidad, cuando se supone que estamos todos en familia lo peor es la noche de año nuevo donde todos se abrazan y uno no tiene a quien abrazar con real sentido y no falta el o la que está sola y se siente miserable y ver tanta alegría ajena solo confirma lo solos que estamos en éste mundo; cosa que por lo de mas es normal si se mira desde el punto de vista de las frases de consuelo baratas que inundan las bocas de tanta persona idiota que nos rodea. Ejemplo de lo anterior es : “Llegamos solos a éste mundo y nos vamos solos.” ¿qué clase de consuelo es ese? Eso es una excusa para no hacer sentir mal a los que no tienen cosas o están solos siempre (como uno), pero creo que hay algo detrás de aquello; si bien es obvio que uno llega solo al mundo ( a excepción de los mellizos o cualquiera que llegue en cantidades superiores a 1), eso es solo algo que simplemente es y no hay otra manera de llegar al mundo, entonces ya deja de ser un consuelo eso de “todos llegamos solos…” es así y no hay que tener 1 dedo de frente para darse cuenta de aquello, es un simple hecho de la vida y no hay nada detrás, fue, es y será así hasta el fin al de los tiempos y nada ni nadie lo puede cambiar, eso es un HECHO certero y tenemos que aprender a vivir sabiendo eso. Ese vendría siendo el primer “hecho concreto” con el que nacemos; el otro es el de la muerte: “Nos vamos solos.” Dice; una vez más hay que hacer la salvedad de que si uno muere en un accidente o tragedia con más personas, no necesariamente se iría solo o incluso, como los malos de las telenovelas que dicen “si caigo, no caeré solo” y se llevan a los que más puedan a su final destino. Claro.
Entonces nacemos con 2 “hechos certeros” nacemos y morimos solos; sabemos que eso es inevitable, que simplemente es; entonces ¿qué es lo nuestro? Lo que está en medio de esos hechos es lo único en lo que tenemos absoluto control, eso también es un hecho concreto.
Y si nacemos y morimos solos, es necesario pasar ese recorrido desde el punto A al B de la misma manera? ¿En qué punto dejamos de tener el control de cambiar esa constante? ¿Realmente está en nosotros aquello? ¿Acaso no depende de todos nosotros hacernos mutuo el sentido de “compañía” con el resto? ¿Vamos por buen camino?
Si me preguntan, yo digo que es mitad y mitad, por un lado todos queremos tener a alguien acompañándonos, pero eso también necesariamente requiere que haya un “otro” dispuesto a acompañarnos y lo más difícil viene aquí: que ambas partes quieran acompañarse mutuamente, porque si una parte quiere acompañar a otro y no a uno, la causa se pierde, así de simple.
Si nos ponemos más sospechosos, nos daremos cuenta que para poder avanzar acompañados debemos tener en cuenta el factor “confianza”, que es el ingrediente principal en cualquier relación, pero cada vez más, las personas evitan a toda costa o en el peor de los casos, le dan el sentido que les convenga mejor dejando de lado el sentido real de confianza para adaptarlo a “egoísmo” y al cambiar de significado, también cambia el interés y lo que en un principio era una preocupación por el “prójimo”, un cariño, pasa a ser una despreocupación total del tercero para convertirse en una preocupación personal donde el lucro interior queda de manifiesto, pero nunca reconocido por el “ejecutor”. Es así como el uso de las personas pasa a ser una preocupación principal del individuo para de ésa manera generar la sensación de compañía cuando en realidad siempre han estado solo y los que han estado solos, solo en algunos casos se dan cuenta de que han sido usados y siguen tan solos como al principio, pero a la vez algunos crean el método de bloqueo de la realidad para poder sobrellevar la gran mentira de la que son partes, como manera de aplacar el sentimiento de soledad que en un principio trataron de impedir para poder ver un sentido y un valor a sus miserables vidas solitarias.
Por lo tanto, al aceptar la mentira, nos dejamos tan de lado como personas, como lo hicieron los otros con nosotros y aceptamos el juego porque el modo de vida que llevamos nos apunta con el dedo cada vez que puede y festejan en nuestra cara la miserable existencia solitaria, porque en esos días tenemos miedo de estar solos no tanto por nosotros, sino porque crecimos creyendo una mentira que mientras más viejos, más descubrimos, pero ya es demasiado tarde para cambiar.


El sentirse traicionado es algo común, pero pocas veces asumido y sobre eso no podemos hacer nada, no porque no queramos, sino porque hay que aprender a vivir con ello como manera de “aprendizaje”, según nos dicen; eso de que “hay que caerse y volverse a parar” es lo más masoquista que hay, pero nos han enseñado de que es la “única” manera de aprender en la vida, lo cual es una mentira.
Usemos la racionalidad de las drogas: uno puede fumar una vez marihuana y decir que la probó y no le gustó, incluso probar otras drogas por el hecho de experimentar en primera persona sus efectos, pero (excluyendo a los adictos sin remedio) eso no significa que voy a volver a probar otras drogas para saber sus efectos; ya los tengo asimilados. Lo mismo pasa con las personas del mundo real, si uno conoció a una y ésta lo traicionó para qué volver a buscar personas similares si el resultado va a terminar siendo el mismo? Es mejor quedarse con la experiencia ganada de aquella traumática experiencia y aplicarla en otra dirección, no con los mismos idiotas que recorren nuestra ciudad y que vemos todos los días en nuestras calles.
La gente no es buena.

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