miércoles, enero 18, 2006

EL FINAO

Si hay una costumbre nacional que viene de tiempos inmemoriales y que, lamentablemente seguirá hasta el fin de los días es que al momento de morir alguien, todos los que lo conocían lo encontraban “buena persona”. El día que muera Pinochet alguien dirá “pero si era tan buen persona”; no hay absolutamente nadie que no haya escuchado esa frase en algún funeral, velorio u entierro. Me pasé mi infancia asistiendo a velorios y gloriados largos y llenos de comida, que más que velorios parecían fiestas y he aquí otra contradicción del momento que se está viviendo: si bien es un momento de dolor por el ser querido que ha partido, los mejores chistes del año se pueden escuchar en los funerales. No hay funeral ni velorio sin un par de chistes de antología. Perfectamente uno podría dedicarse a humorista recorriendo velorios y funerales a través del país, recopilando cada chiste que se cuenta en ésas situaciones.
Aparte de los chistes, la comida y el trago (que no pueden faltar) y no olvidemos a las “lloronas”, que antes se contrataban y creo que hoy van en retirada, pero antes..uff era fuerte y el negocio de las lloronas tuvo su momento pa’l ’73, harto finao todos los días. Hoy como el país muta y muta cada día más en un híbrido entre país europeo y alguna ciudad norteamericana, hemos adoptado las costumbres de hacer nuestros funerales en las iglesias, capillas, parroquias o casas de velorios (tipo Six Feet Under) en vez de usar los livings de nuestras casa, una razón para eso debe ser el pequeño espacio con el que se cuenta en las casas de hoy. Y bueno, las “comilonas” se han reemplazado por el canapé de “recepción” o “agradecimiento” por acompañar la familia en “tan duro momento”.
Pero me sigue llamando la atención el hecho de que todo el mundo que aparece, encuentra que el muerto era buena persona; por qué dicen eso? Supongo que debe ser miedo a que si dijeras algo malo sobre él, puede que venga del más allá a penarte. Pero yo no me sentiría mal por decir “no, si el tipo era malo, le pegaba a su abuelita”; de partida porque (aquí viene el chiste podrido) no voy a funerales de personas que sé que después no van a ir al mío y segundo, me carga ver a viejas llorando y todo ése “montaje” que significa ver a mujeres aferrarse al cajón, los desmayos innecesarios y toda esa mula que tratan de vender con la muerte. Por qué si querían tanto al muerto no se lo demostraban más seguido cuando estaba vivo? El shileno siempre con el reconocimiento tardío; se muere un famoso, recién ahí le hacen el homenaje por trayectoria y la influencia que tuvo en el medio, pero cuando estaba vivo, no le daban ni las gracias. Lo mismo con el roto, nadie lo pesca, nadie lo visita, pero se muere y aparece hasta la familia que tenía hasta por fuera; la amante se hace amiga de la viuda y un largo etc.
Para último y no menos importante está: la frase que va en la lápida. Que gueá más inútil, cómo si a alguien le importara saber qué clase de persona está a 2 metros bajo tierra, mientras uno pasa por el cementerio. “buen hijo, marido y padre” ¿acaso con esas frases están tratando de arreglarles una cita con otra muerta?
-mira, “José Alberto Jiménez Pérez 10-enero-1958 / 20-septiembre 2006 fiel esposo, abnegado padre” qué te parece si lo juntamos con “Clotilde Morales Lopez 25- marzo 1953 / 30 –junio- 2001 cariñosa esposa y madre” capaz que formen una linda pareja si solo estuvieran unos cuantos nichos más cerca…
eso sería demasiado, pero no de extrañar que llegase a ocurrir. Éste país da para todo y su gente aún más.
Cuando yo muera, no espero a nadie en mi funeral; es más, hasta podría pasar meses en la morgue por NN y terminar en una fosa común si es que los de medicina de la Chile no me usan para aprender algo y si no fuese así…definitivamente vendría a penar a todo el que hable bien de mí y mi lápida diría “menos mal que se murió, así se deja de hablar huevadas”.

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