jueves, febrero 16, 2006

RESENTIDO

El otro día Raquelita Calderón Argandeña trató de resentidos al panel del “S.Q.P.”; ¿qué hay de malo en eso? Nada, si se piensa que la niña recién tiene 15 años y que a esa edad nadie sabe lo que dice y, menos pasa si se toma en cuenta que los aludidos son unos idiotas, pero si nos ponemos a hilar fino nos damos cuenta que en algún sentido todos somos resentidos; todos nos hemos sentido dejados atrás y lo que parte como una “sana envidia” muta en un resentimiento por lo que no podemos ser o tener.
Es raro, pero a la vez difícil darse cuenta cuando uno es un resentido; comúnmente a uno lo llaman “resentido social” cuando lo único que hace es criticar la bienaventuranza del resto o por lo menos, de los que les va bien en la vida; pero volviendo al tema “Raquelita”, ¿cómo puede ser alguien resentido porque no le regalan un viaje a Europa para su cumpleaños numero 15? Vivimos en un país donde la situación económica, si bien no es mala, tampoco es como para que a todo el mundo a sus 15 le regalen pasajes para conocer tierras foráneas. Ahí es donde se cae en el menosprecio por los menos afortunados y se muestra la discriminación u lejanía que se tiene por el desconocimiento del mundo en que se vive; podría decirse que a “Raquelita” la crió una profesional del arribismo y que de tal palo tal astilla, pero eso es caer en el mismo ninguneo de la que se es victima.
Ser resentido social es duro, hay un sin fin de conceptos y credos que abrazar y que no todos están dispuestos a asumir y finalmente, en la sociedad de libre mercado en que vivimos todos finalmente tenemos nuestro precio y dejamos de ser un poco resentidos. La mano está en manejarse en los márgenes de la sociedad sin perder confianza y criterio personal y a la vez mantenerse propio, algo así como ser “dueño de nuestro propio pase” sin tener que rendirle cuentas a nadie.
Hay pocos resentidos sociales y entre ellos, no se encuentran precisamente los panelistas del “S.Q.P.”; ellos tiene plata, pero el resentimiento no podría medirse en cantidad de dinero, sino en la capacidad de criticar a la sociedad, el modelo social que vivimos y el grado de envidia que uno tuviera por no ser uno de los “elegidos” por el sistema para ser parte del lado bonito de la vida.
Una manera interesante de ser resentido es usar al sistema para tus propios fines y con esto no estoy descubriendo la pólvora, pero de vez en cuando es bueno volver a los principios básicos que mueven ideas y que muchas veces se olvidan en desmedro de las ideas más interesantes que pueden incluso, llegar a cambiar el mundo.
El mundo necesita resentidos, yo dejé de ser uno, de esos radicales, creo que la edad juega un papel fundamental en el proceso de maduración del individuo a la hora de plantearse ideas y es así, como a medida que pasa el tiempo una va macerando el entorno en que se mueve para darse cuenta que no todo es tan malo como parece y no todo está perdido. Pero ciertamente que da envidia de vez en cuando encontrarse con idiotas que saben menos que uno y que tiene una oportunidad que no se merecen mientras que uno sabe que se la merece por meritos propios.

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